jueves, 29 de enero de 2009

Noche Buena y Navidad

Comenté hace unos días que la primera aproximación a los compañeros de clase se hizo el día que fuimos al Fat Cat Jazz Cafe. Esa noche fue Noche Buena. Así que para celebrarlo, antes de ir al citado bar, fuimos a cenar a un sitio cercano a la escuela de idiomas. Curiosamente y pese a encontrarse en pleno centro de Manhattan, no fue demasiado caro.

Dadas las peculiaridades de mi residencia, un chico de la escuela que había pasado el día con nosotros y no pertenecía a la residencia, tuvo que esperarnos en la recepción de la misma mientras nos cambiábamos.

Como ya os indiqué, el día que llegué a la residencia me dieron una llave y una tarjeta. Pero los detalles de la residencia los daré en el siguiente capítulo, ya que hay mucha información y la quiero condensar en el mismo artículo.

Por cierto, en la escuela nos dieron una tarjeta de identificación también. Ambas son sin foto. En mi caso era una pequeña cartulina, pero se podía pedir una mejor si ibas a estar más tiempo. En la escuela no hacía falta enseñarla (al menos a mí no me hacía falta, cuando me iba a echar la mano al bolsillo el portero me decía que pasara), porque a muchos de los estudiantes les conocía el portero. Un tipo serio, pero majo.

La Noche Buena no es una fiesta que parezca algo especial en Nueva York. La verdad es que fuimos un poco inconscientes de ello, pero parece ser que celebran más el día de Navidad y la noche de Año Nuevo.

El profesor que nos acompañó al bar había cenado con su familia o amigos, no lo tengo demasiado claro, pero lo que me comentó es que no era demasiado especial como para cenar con la familia. Y es por eso que no se encuentra nada especial en los restaurantes esa noche.

El día de Navidad es diferente. La gente come en las casas, cena en las casas... La decoración durante las tres semanas en la ciudad de Nueva York ha sido increíble. Hay barrios especialmente bien decorados, como Brooklyn. En Brooklyn Heights podemos encontrar unas calles con casitas bajitas, cuyas entradas están precedidas por unas escaleras que comunican la calle con la puerta de la entrada a la casa, dado que ésta se encuentra elevada (intuyo que en lo que para nosotros es la planta baja, a ras de calle, tendrán un sótano y la casa empieza en la primera planta).

Sin embargo, pasada la Navidad o el día de Año Nuevo, en seguida retiran la decoración de las casas. No pasa lo mismo en las calles, que mantienen los adornos navideños durante más días. Intuyo que, al igual que en España, estos adornos incitan a la gente a salir a la calle a pasear y, por tanto, tras ver las rebajas en los escaparates, entrar a comprar compulsivamente.

Aquí os dejo con un vídeo que grabé al quedarme alucinado con la decoración animada de una calle en Nueva York.


martes, 20 de enero de 2009

Muchas cosas por visitar y trucos para ello

Uno puede perderse muchas cosas si no se organiza bien. En primer lugar hay que plantearse qué nos gustaría ver y qué no. Por ejemplo, en mi caso estaba más que claro que no me apetece ver museos. No me gustan demasiado. Aun así, quería ver uno o dos museos.

Para poder moverse ágilmente por la ciudad hay que saber interpretar el mapa del metro de Nueva York. No es para nada difícil si se lee el mapa en lugar de escuchar lo que la gente dice. Si nos centramos en la línea roja por ejemplo, lo que escucharéis es que la gente dirá que las estaciones marcadas con punto blanco en lugar de negro, son las paradas de los trenes exprés, los cuales no paran en los puntos negros. Pero cuando sales de Manhattan por primera vez observas que no tienes ni idea de cómo coger un tren exprés para volver antes a la residencia.

Os cuento que si leéis el mapa, al lado de cada punto que representa una estación, aparecen los números o las letras de los trenes que paran en esa estación. Cada color es compartido para varias líneas. En el caso de la línea roja, tenemos las líneas 1, 2 y 3. Desde el norte hacia el sur, las líneas se juntan en una misma y es en ese tramo, donde las 3 líneas circulan juntas, donde existe el concepto de tren exprés. Si alguna vez tenéis el mapa del metro de Nueva York en vuestro poder, las tres líneas rojas se unen en el norte en la estación 96th St., y permanecen juntas hasta la estación Chambers St.

Al haberme tocado clase por la mañana, podía aprovechar un gran número de horas de luz desde las 12.40pm, hora a la que salía de clase, hasta las 4.30pm que era de noche. Así que lo más cómodo es comer rápido y visitar cosas, o aguantar un poco y comer algo rápido luego.

Y es que comer en Manhattan es caro. Hay que buscar sitios adecuados. Al principio uno es muy torpe y llega a pagar hasta $30 en la comida. Si no, siempre tienes la opción de elegir "comida rápida" que sale bastante barata, mientras encuentras restaurantes baratos.

Mi recomendación es que, si se dispone de tiempo, se escoja por el desplazamiento a Queens, donde uno puede comer realmente barato. También se come barato en ciertos sitios de Brooklyn. Pero sobre todo hay que huir de la zona Time Square si no se quiere pagar una barbaridad por un plato de comida.

Os recomendarán muchos sitios, así que me sumaré y recomendaré la comida mejicana, que es una de mis preferidas allí. Un buen sitio puede ser un restaurante mejicano que hay cerca de la estación Christopher St., en cuya entrada tienen aparcado un coche simulando un taxi muy antiguo.


Primera aproximación a la gente

Los primeros días en la escuela transcurrieron como me lo esperaba.

Como dije en el artículo del primer día de clase, al principio es complicado conocer a la gente. Mis primeros días transcurrieron en compañía del chico español que os mencioné. Al contrario de las espectativas que uno se monta en la cabeza, compartimos muy buenos momentos durante toda su estancia (que era una semana menor que la mía). Usualmente, la gente a la que conoces el primer día no suele ser con la que compartes el resto de la estancia. Pero hay excepciones, como ésta. Lo mejor es que no tuvimos una relación demasiado estrecha y nos mezclamos con la gente, así que pude estar casi toda la estancia hablando todo el tiempo en inglés.

La primera aproximación con el resto de gente comenzó en la primera actividad que organizaba la escuela. No sé por qué yo siempre soy reacio a este tipo de actividades cuando van a un bar o a algún evento, porque realmente es una ayuda muy buena para conocer a todo el mundo que va a la actividad.

En nuestro caso fue una visita al local: Fat Cat Jazz Cafe. Está justo en frente de la para de metro Christopher St.

Me apunté en la lista de asistentes (no tiene ninguna limitación, simplemente que la gente de la escuela queda con un profesor en un punto de encuentro, cerca de la escuela, y con la lista puede saber el profesor si está todo el mundo o no) sin mucha convicción, pero finalmente fui. Por alguna extraña razón los tres primeros días estaba muy adormilado y no me apetecía salir por la noche.

Y allí nos encontramos con un montón de gente para ir al famoso Fat Cat. El profesor de esta actividad fue muy amable y me brindó varios buenos ratos de conversación. Además, conocí a gente entre las que estaban mi vecina en la residencia. De ahí salió un grupo muy majo para salir por las noches o quedar para ir a visitar sitios. Fue un grupo muy diverso, de tal forma que se hablaba inglés.

En las fotos siguientes os pongo en situación acerca del bar.




El bar ofrece múltiples entretenimientos: conciertos de jazz, billares, ping-pong, una especie rara de "curling" (en lugar de hacerlo sobre hielo se hace sobre madera que tiene esparcido mucho serrín para que deslice el disco) y mucho espacio para sentarse. Además, algunos jugaban al ajedrez. El que aparece en la foto con las gafas "chulas" estaba machacando literalmente a todo aquel que osaba encararle.

A la salida del bar algunos plantearon ir a un club. A mí no me apetecía demasiado, estaba empezando con un ritmo muy bajo mi estancia en Nueva York, pero la cosa cambiaría a partir de entonces. Por suerte no me fui solo a la residencia porque había más gente que deseaba ir a descansar.

viernes, 9 de enero de 2009

El gran monstruo: Central Park

En medio de un distrito de New York dominado por el caos, uno puede llevarse una grata sorpresa cuando encuentra semejante inmensidad.

Y es que aquí en New York todo es a lo grande, excepto el espacio para caminar por la acera.

Central Park ocupa una barbaridad en Manhattan. Uno mira el mapa y puede pensar: "vale, son unos 15 bloques, puedo pasear y lo cruzo a lo largo". Pero recomiendo que la primera toma de contacto sea la que yo tuve: cruzarlo a lo ancho. Esto no te llevará menos de media hora a paso normal tirando a lento, pero es que uno no puede pensar en atravesar semejante parque sin pararse a hacer fotos por todos sitios.

Yo en la cara sur de Central Park.
¡¡Éste es el puentecito que aparece en TODAS las películas!!