jueves, 4 de septiembre de 2008

Las Vegas. Nevada.

El segundo fin de semana se acercaba y seguíamos sin saber cómo ir a Las Vegas. Muchos de nosotros teníamos muchas ganas de ir pero no conseguíamos la mejor opción.

Las Vegas se encuentra a unas 10 horas en coche de San Francisco. No es necesario, en contra de lo que piensan muchos, pasar por Los Ángeles, y de hecho hacerlo sería dar un rodeo muy grande y alargar más de 3 horas el viaje. Por lo tanto, la paliza era considerable para ir un fin de semana, así que la opción más adecuada era coger un avión.

El viaje a Los Ángeles lo habíamos hecho con la agencia de viajes California Tours. No tengo ninguna queja de ellos dado que el viaje lo organizaron bien y no resultó ser demasiado caro (aunque sigo recomendando, aunque resulte pesado, alquilar un coche para los viajes y hacerlos por libre).

Pero California Tours no nos facilitaba una respuesta para ir a Las Vegas. En la escuela aproveché para preguntar a la recepcionista, que tiene muchos contactos y teléfonos de agencias a las que llamar, pero no paraban de decirnos que estaban esperando respuesta y que nos recomendaban ir en coche. "El viaje en coche es una experiencia muy americana, atravesando el desierto, con las ventanillas bajadas, sintiendo el calor, parando para hacer fotos..." Exacto, y para mí era una buena opción, no me importaba conducir 10 horas si hacía falta. Pero la gente no se animaba para nada. Así que si quería ir a Las Vegas, decía ingeniármelas para conseguir algo barato y cómodo para que todo el mundo viniera también.

Como última opción la recepcionista-secretaria (increíblemente eficiente siempre y atenta) me facilitó la dirección web de una agencia de viajes: Expedia. Siempre nos decían que el vuelo iba a costar unos 600 dólares y cosas así, pero finalmente en Expedia encontré muchas opciones de vuelo con hotel por bastante menos de 300 dólares. ¡¡Era más barato que el viaje a Los Ángeles!! Parecía increíble.

Y es que los vuelos domésticos en USA son muy baratos. La compañía United for TED (conocida como United a secas) ofrece vuelos domésticos especialmente económicos y son bastante agradables. De hecho, en el viaje en avión el piloto iba comentando que miráramos por las ventanillas de la derecha y observáramos las montañas y el cambio del desierto a la montaña, o que miráramos a la izquierda porque se encontraba un lago en medio del desierto, el único que íbamos a ver por allí. Lamentablemente no consigo entender al 100% todas las palabras de las frases que dicen por la megafonía de los sitios, así que simplemente cogía las ideas principales y lo corroboraba también por lo que la gente hacía.

Una vez reservado este ofertón, comuniqué las buenas nuevas a la secretaria y se encargó de decírselo a gente (o eso se supone que iba a hacer, aunque no sé si luego la gente le consultó o no). También lo comuniqué a la gente de las otras escuelas que conocí en el viaje a LA.

El viaje iba a ser un poco relámpago: salir el sábado de madrugada (a las 8.30AM salía el avión) y volver el lunes de madrugada también (a las 6.30AM salía el avión de vuelta).



Primera impresión de Las Vegas.

Las fotos lo dicen todo:


Nada más bajar del avión uno se encuentra esto: el gran rótulo de bienvenida a Las Vegas. Antes de ello y después, podemos ver que en la sala de espera para embarcar ¡¡hay máquinas de casino!!


En esta primera foto parece que estamos en el casino completamente, con la moqueta y todo. Pero si os fijáis al fondo a la derecha, hay indicaciones de puertas de embarque del aeropuerto.

En la siguiente foto sí que se nota un poco más que estamos en el aeropuerto, es otra zona de puertas de embarque y tiene menos máquinas y menos decoración.


Nada más bajar del avión recibimos una buena bofetada de calor seco. Las Vegas está rodeado de montañas y pequeños poblados. La gente no suele vivir allí de hecho, sino en los poblados y en casas en las montañas. Desde la ciudad hasta dichas montañas, y al otro lado de éstas, uno puede encontrar desierto. Desierto americano, no africano, pero desierto en cualquier caso. Por lo tanto, el calor es considerable.

Esto fue muy chocante para los franceses que venían conmigo, ya que para ellos esas temperaturas son inalcanzables según me dijeron. Sin embargo, vi en un termómetro que sólo había 44 grados, y la sequedad era aproximada a la de Madrid en pleno julio. Cuando les dije que en Madrid en julio podemos tener esa temperatura, flipaban. Algunos españoles no se lo creían del todo, pero por suerte alguno que otro de Madrid sí que me apoyó.

Así que para mí era desagradable porque venía de San Francisco y me había acostumbrado al fresquito de la ciudad, pero en seguida pude acostumbrarme y sentirme como si estuviera en casa.

Lo bueno es que en seguida entras en los hoteles y se está bastante fresquito, y muchos te brindan acceso de un hotel a otro de forma rápida, de tal forma que sólo tienes que caminar un pequeño tramo.

El alojamiento que tuve fue el Hotel Luxor. Es el que tiene forma de pirámide. Me alojé en la planta 16, y la foto la tomé desde el pasillo, que es como una terraza continua para todas las habitaciones y se puede ver el interior.




La gente era realmente pequeña desde aquí.






Esta foto la tomé desde abajo. Daba vértigo mirar hacia arriba según la disposición de los pisos. Una cosa curiosa es que los ascensores no se llamaban "elevators" sino "inclinators". En ciertas ocasiones notabas el movimiento lateral del ascensor cuando subías o bajabas.

En el medio del hotel había muchos restaurantes, el casino, edificios de cartón-piedra decorando cosas, o albergando mini-museos, atracciones chorras, puestos de comida rápida, etc.

Sólo tuve que esperar un par de horas para que llegaran los españoles y la chica alemana con los que quería juntarme, aunque mis compañeros de habitación franceses se fueron a la piscina y ya no supe nada más de ellos salvo en algún que otro momento que coincidimos en la habitación (al despertarnos por la mañana, por ejemplo).


Pasear por la tarde.

Es una locura. No tengo una frase mejor. Pasear por la tarde por Las Vegas es una locura. No lo recomiendo a nadie. Aunque parezca que va a ser una oportunidad de ver más cosas, lo que consigues es morirte de calor y, posiblemente, resfriarte al estar entrando y saliendo de los hoteles, donde tienen el aire acondicionado puesto a gran potencia.

Aun así, paseamos por la tarde (a armarla parda). No nos íbamos a quedar encerraditos en el hotel para dos días que íbamos a estar en Las Vegas, ¿no? Recorrimos gran parte de la avenida principal de la ciudad. Por supuesto, en dos días no nos dio tiempo a ver todos los hoteles que allí hay, pero sí que visitamos una gran mayoría. Os pongo algunas fotos:


Entrada al hotel Luxor.


Esto que véis es una especie de puentecito. Debajo de la esfinge aparcaban los taxis y los "suttles" para recoger y dejar a pasajeros. Debajo de la esfinge había sombra y la temperatura era bastante más baja que desde donde hice la foto, pero aun así era de lo más agobiante. Para mí sobre todo era muy agobiante porque me había acostumbrado durante dos semanas al clima de San Francisco, que es muy fresquito y con humedad agradable.


El hotel Luxor. Tiene como primer hotel la pirámide y luego varias extensiones en forma de edificios cuadrados intentándole dar formas raras, pero siguen siendo bloques cuadrados normales sin ningún interés. La parte que me pareció más bonita fue la pirámide, donde me alojé. Lo curioso es que las ventanas no se pueden abrir, y son inclinadas hacia dentro de la habitación, así que si no tienes cuidado te acercas a la ventana y te das con el cristal en la frente (cosa típica porque son cristales limpios y no te lo esperas inclinado). La punta del hotel se iluminaba de noche, y las aristas con luces que se movían desde la base hasta la punta. Desde la punta salía un rayo de luz muy intenso en vertical hacia el cielo, como si de una luz desde un OVNI se tratara. Esa luz intensa sólo la vimos la noche del sábado, y la noche del domingo intuyo que la apagaron al igual que el resto de la semana, para no tenerla encendida entre semana.


El hotel Excalibur. Es un monstruo de hotel. Si el hotel Luxor tenía una barbaridad de gente y de habitaciones dentro y no parecía desde fuera demasiado monstruoso, no quiero imaginar la cantidad de habitaciones que podrían tener en otros hoteles como el Excalibur o el hotel París.


Vista desde la ventana de mi habitación. Teníamos 4 piscinas comunicadas por el agua. Disfrutamos de ellas el domingo por la mañana, ya que el sábado por la noche habíamos salido por casinos y clubs en ellos, y al despertarnos nos vino genial disfrutar de la piscina un buen rato. No está tan poblada como parece en la foto, realmente una vez abajo no te da sensación de agobio por exceso de gente.


En esta foto creo que se ve un poco la luz que os decía en la punta.


Mis chicos y mis chicas del viaje a Las Vegas. ¡¡¡Que majetes tós!!!


Un tren que comunicaba varios hoteles en Las Vegas: Luxor y Mandalay Bay, entre otros.



El hotel New York New York. Tiene una montaña rusa en su interior. No me monté porque costaba $14, un timo increíble. Por lo demás, el hotel no parecía ninguna maravilla.


Maquinitas del casino del New York New York.




El hotel Belaggio. En el lago que aparece en primer plano se hacía un espectáculo nocturno con agua. En realidad a mí este espectáculo me decepcionó bastante. Ponían la música de Titanic o cosas así por los altavoces y lanzaban agua a gran altura, conjuntándolo con algunos chorrillos de agua giratorios. Nada espectacular salvo por la primera impresión y el ruido que hacían los chorros de agua que salían hasta gran altura, pero no tenían luces de colores ni nada por el estilo. No obstante, era un espectáculo bonito.

El hotel Belaggio me pareció de lo más lujoso a la entrada. Sin embargo me haría cambiar de opinión el hotel Caesar Palace, que es increíblemente más glamuroso y tiene unas entradas y recepciones incomparables.


Aquí salgo yo y de fondo el hotel París (entre otros). Estaban en la acera oeste de Las Vegas con todo lleno de obras. Esto se debe a que estaban construyendo unos monstruosos hoteles a este lado y tenían toda la acera cortada, como se puede ver en la foto.


El hotel París visto desde la entrada del hotel Belaggio, justo en frente, con una posición perfecta para fotografiarlo.

Entradita al hotel Belaggio. Desde la acera, como la entrada real está bastante metida hacia dentro (hay que atravesar el laguito), disponen de pasillos con techo y deslizadores mecánicos.


La entrada al hotel Belaggio. La verdad es que está todo muy cuidado y son súper atentos con la gente.



Las Vegas de noche.


Las Vegas de noche cambia considerablemente. Después de la paliza volvimos a la habitación, nos duchamos y volvimos andando hasta el hotel París para cenar allí. El paseo si no hubiera gente por la calle sería de 20 minutos más o menos, pero la media hora no te la quitaba nadie debido a que te ibas tropezando con todo el mundo. Es algo agobiante, como ya comenté antes.



Para cruzar de una acera a otra, hay pocos pasos de peatones. Lo más cómodo es aprovechar los pasos elevador por encima de la calle y así no hay que esperar al semáforo. Desde el paso del hotel New York New York aproveché para sacar esta fotillo de la iluminación de la ciudad. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que la decepción iba a ser mayor con Las Vegas, ya que me imaginaba algo súper iluminado, y sin embargo es bastante sombría. Sólo los rótulos de los hoteles y casinos no son capaces de dar tanta iluminación como un piensa que darían. Uno imagina muchísima más densidad de edificios y luces. Imagino que en muchas calles de New York hay mucha más iluminación.


Pues nada, viciándome en una maquinilla.



El hotel New York New York de noche. Mejoran en encanto los hoteles de noche.


En la tienda M&M's. La gente coloca una bolsita debajo, tira de una palanquita y empiezan a caer M&M's con gran fuerza. Así que muchos se caen y se quedan en una rendija, de donde la gente se los come. No me resultó demasiado caro, pero hay que pensar que los M&M's de por sí no son baratos. Como podéis ver, había de todos los colores.


El Bellagio de noche. Gana en atractivo, como todo en Las Vegas. Sin embargo es un casino un tanto aburrido, bastante silencioso en comparación con los demás casinos y la gente anda bastante seria allí.


Camino de un hotel a otro, te encuentras por la calle con limusinas como ésta. Alquilar una limusina es realmente barato allí, puedes montarte tu fiesta particular en el interior y luego te dejan en la discoteca que quieras. Sin embargo, en Las Vegas eso no tiene glamour, es demasiado común ver limusinas llegando a los casinos. Así que hay que buscarse los trucos para llamar de alguna forma la atención.


Aquí estamos ante el que puede ser el mayor de los hoteles de la ciudad. No estoy nada seguro pero es la impresión que me dio a mí. Está formado por varios edificios y alguno de ellos es bastante alto. La entrada es increíble, mucho más elegante que la entrada del Bellagio, que ya parecía ser de lo más elegante que uno se iba a encontrar en Las Vegas.


Uno de los edificios del Caesar Palace, el más alto de todos. Es fino pero tiene muchísimo fondo.

Nada más entrar te encuentras con este recibimiento.


Tocaban fotos como ésta.


O como ésta, que causó sensación entre algunos que paseaban por allí.



En el Caesar Palace es donde decidimos pasar la segunda noche de fiesta. Allí hay un club, que además fue de entrada gratuita porque teníamos unas tarjetas que nos dieron horas antes a la entrada del casino, que tiene una terraza al aire libre. Fue de lo mejorcito que encontré en la ciudad. Podías ver desde la terraza muchos hoteles y casinos de la ciudad.


Desde la terraza del club del Caesar Palace hice esta foto. Esa luz que se ve al fundo en vertical es la que sale desde la punta del hotel Luxor, en el que me alojé. Estábamos a algo más de media hora andando, y la luz se veía perfectamente.

La fiesta no duró toda la noche como pasó el primer día, ya que mi avión salía a las 6 de la mañana de vuelta a San Francisco. Sin descansar, llegué al hotel, hice la mochila y cogimos un taxi para el aeropuerto.

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