martes, 30 de diciembre de 2008

El primer día en la escuela.

Dedico un pequeño artículo expresamente al primer día de la escuela a continuación.

Nada más salir de la residencia, estómago vacío y ganas de morirme ya que aquí no tengo desayuno, como tenía en San Francisco, inicio mi marcha a la escuela: "ya tomaré algo por el camino". El primer encontronazo lo tengo con el metro... Es, simplemente, cutre.

Para el metro de Nueva York lo más cómodo es comprar un "abono transportes". Lo compras en la máquina de billetes y puedes utilizar tarjeta de crédito para ello. Escogí el billete mensual, aunque puedes comprar por semanas, por días, etc. Hay un billete que tiene límite de usos (a lo mejor puedes hacer 5 viajes al día) y el mío no tiene ningún límite.

Mi parada de metro.

Ya camino de la escuela, uno se pregunta todo aquello que la gente le decía sobre "un tal tren exprés". Pero es imposible saberlo el primer día, así que cogí la línea 1 de metro, que une la residencia con la escuela. Tras un millón de paradas y unos 35 minutos, allí estaba yo, en la parada de la escuela.

Lo primero que se hace es el examen. Llegué tarde, así que ya habían empezado. Curiosamente el test de acceso aquí es infinitamente más fácil que el de la escuela de San Francisco. O al menos eso me resultó. Lo que es cierto es que en la parte de preguntas de inglés general, allí el test tenía ciento y pico preguntas y aquí sólo 34.

Mientras corrigen el test y comprueban tu pasaporte, seguro médico y VISA (si necesitas), recibes la orientación, que en este caso y, como era de esperar, no fue comparable con la presentación que hizo John Lagrasso en la escuela de San Francisco. El director de aquella escuela era un genio del humor. Aquí un tipo quería hacerse el gracioso y sólo consiguió que no le hablemos más y nadie vaya a preguntarle nada.

Después de la orientación, ya sabes tu nota. ¡Me ha tocado el nivel 6! En 3 semanas en San Francisco y después de 3 meses sin practicar demasiado inglés, he subido al último nivel de San Francisco.

Y ya conoces a alguien de forma rápida, alguien que sabes que no será tu amigo durante el resto de tu estancia, porque es la primera persona a la que has conocido. En mi caso fue a un español, y somos los 2 únicos españoles en la escuela. Es raro porque usualmente en este tipo de escuelas los españoles invadimos todo, pero por otro lado es normal porque los españoles en Navidad solemos quedarnos en nuestro país.

Por supuesto, los dos sabíamos que en cuanto empezáramos a conocer a gente, "los dos españoles" íbamos a ser el punto de atención de la gente, el foco de la fiesta, los organizadores "del cotarro". Listos que somos los españolitos... Él habla menos inglés que yo, pero se esfuerza y lo único que necesitábamos era captar a gente extranjera para estar todo el rato hablando en inglés, o de otra manera, estaríamos todo el día hablando en español.

De momento, poco se puede hacer, dado que la gente a la que conoceremos está en clase y nosotros no empezamos las clases hasta el segundo día.

El resto del día lo pasas vagando e intentando encontrar algo interesante en Manhattan.

Broadway

Mi primer encuentro con la Nueva York de las películas fue Broadway. Jamás había visto una calle tan iluminada. Es bastante bonito todo, aunque increíblemente infesto de gente. Al día siguiente y durante el resto de la semana sabría que a mi profesor no le gusta para nada esta zona de Nueva York.

Está muy bien ir a verlo, pero para nada es mi sitio favorito: es una locura de gente. Eso sí, para comprar es una delicida: todo bien juntito.

Para que os hagáis una idea pondré un par de fotos:

sábado, 27 de diciembre de 2008

Vivo al ladito del Bronx

El barrio que limita con la zona donde se encuentra mi residencia es Harlem. Es un barrio muy mono, es realmente feo pero tiene una belleza increíble en su fealdad.

Es decir, que si vienes preparado a lo que vas a ver, es precioso. La gente viste ropas que en España asustan, pero aquí es lo más normal y a un blanquito como yo no le asusta caminar por sus calles.

El miedo viene a veces con el barrio que, aunque está algo más lejos, está comunicado con Manhattan mediante la línea de metro que cojo a diario: el Bronx. Y es que la gente normal del Bronx que coge el metro pasa desapercibida (al parecer, y eso no lo sabía hasta hace unos meses, hay una zona "buena" del Bronx, que no es peligrosa ni mucho menos), pero la gente peligrosa es la que llama la atención.

Os voy a contar algo desagradable, así que el que no quiera debe saltarse justo este párrafo (juas juas, todos lo vais a leer). Un tipo muy borracho y a saber con qué sustancias más en su cuerpo estaba sentado en el tren y escupiendo en el suelo. Se metía caramelos a puñados en la boca. Un chico mejicano o sudamericano le pegó una patada y le dijo que dejara de hacer eso. De repente, el tipo que iba escupiendo se remangó el abrigo y tenía las manos llenas de anillos de oro. Abrió su bolsa y sacó un "cutter" enorme... En fin, cosas que pasan con la gente que va o viene del Bronx.

En el siguiente viaje que hice en el metro viví en primera persona otra experiencia curiosa, pero no desagradable como la anterior. Un tipo ENORME iba gritando y cantando por el vagón del tren con una mochila. De repente se sentó, ocupando 4 asientos, al lado de una señora y le empezó a preguntar cosas. La señora le contestaba tranquilamente. El tipo después le preguntó algo sobre las botas a la señora (muy bonitas, por cierto), y fue a agarrarle una bota, a lo que la señora retiró el pie. Finalmente llegó la otra estación y el tipo se fue diciendo que iba a probar en el otro vagón.

A todo esto un tipo de seguridad de MTA (la empresa del metro de aquí) ni se inmutó. Sólo le miraba, pero no hizo nada. Y la verdad es que por tamaño tampoco tendría por qué tenerle miedo, porque también era un "morlaco de mucho cuidao".

Así es la vida cerca del Bronx. Sin embargo, las calles pintan bastante seguras. Sólo algunas chicas de la escuela han confesado tener algo de miedo de noche yendo solas. Lo entiendo. Pero a mí en particular no me da miedo, además de que siempre solemos ir en grupo.

Mi parada de metro, que va por fuera de la tierra (de hecho, es un puente).

viernes, 26 de diciembre de 2008

Viaje a Nueva York

Introducción

Os sorprenderá que escriba ahora el viaje a Nueva York, pero le voy a dar un poco más de prioridad que al de Alemania ya que así podéis ir leyendo las aventuras.

El viaje comenzó con bastantes problemas desde el día anterior a mi salida. Mientras hacía la maleta veía en el telediario que 610 vuelos a Nueva York habían sido cancelados, y entre ellos 450 a Newark, que era mi destino.

Cuando llegué al aeropuerto, la tripulación iba llamando a gente con vuelo directo a Newark y que luego no fuera a hacer escalas posteriores. Nos iban explicando en mostradores diferentes las consecuencias del retraso. Al parecer los vuelos desde Newark se habían retrasado cinco horas. Por suerte pude facturar mi equipaje y me volví a casa a dormir un rato.

Finalmente el vuelo salió, 6 horas más tarde de lo programado. Fue un vuelo algo pesado, pero no tanto como el de Madrid a Chicago que hice en verano de este mismo año. El avión era infinitamente más cómodo que el de aquella compañía con la que volé en verano, y tenía mi propio monitor y mando a distancia para elegir la película que quisiera. Allí iba yo, a Nueva York.

El vuelo fue bastante accidentado en cuando a tubulencias se refiere, e incluso en algún momento me quedé alucinado porque me levanté del asiento. El cinturón de seguridad tuvo que hacer su función.

Llegada a Newark

El aeropuerto de Newark no es demasiado grande. Recibe relativamente pocos vuelos. Sin embargo, dispone de más de 40 mostradores para el control de inmigración. ¡¡Benditos sean!! Tuve que esperar una cola de tan sólo 3 personas... Ojalá me hubiera pasado eso para ir a San Francisco, en vez de las 3 horas y media que tardé en Chicago.

-Welcome to the USA again, Mr... (Bienvenido a los Estados Unidos de América, señor...)

Es lo que me policía que me tocó. No supo cuál era mi apellido, como suele ocurrir con nuestros pasaportes. Pocos países tienen 2 apellidos como España, y algunos de los ejemplos son Brasil y Japón. Y es que al ver el sello en el pasaporte que indica que ya entré en verano de este año a los EEUU, el tipo pensó que la cosa iba a ser rápida. Uno se hace poco a poco americano, como ya véis...

La entrevista fue en inglés. No tiene ni punto de comparación con el inglés que se habla en Chicago o en San Francisco. En San Francisco me costaba mucho más entenderles, pero aquí fue realmente sencillo. El policía me preguntó por qué quería ir a New York, cuándo tiempo iba a estar, y finalmente dónde me alojaba.

-En la dirección que aparece en el papel verde que le he entregado, señor.

Pero él tapó el papel. Entonces dije:

-De acuerdo, tengo apuntada la dirección - y proseguí a sacar mi libreta con la dirección.

Además, me la sabía de memoria, así que se la dije. Entonces comprobó la dirección y me dijo:

-¿Qué es eso?
-Una residencia.
-¿Eres estudiante?
-No, es una residencia de estudiantes, se llama Manhattan School of Music Residence, y está en la calle...
-Ok, ok, me parece perfecto.

Me pidió los 4 dedos de la mano derecha (en Chicago me habían pedido los 10 dedos de las manos). Luego vino la foto (sin gafas), y por fin el sello en el pasaporte.

Tiempo de espera en cola: 10 minutos.
Tiempo dedicado a mi turno: 2 minutos.

En total: 12 minutos. Esto no tiene nada que ver con los 210 minutos que tardé en Chicago.

Por supuesto, el policía se despidió con un: "Enjoy the USA again, Mr..." (Disfrute los Estados Unidos de América, Señor...) Pero esta vez sí dijo bien mi apellido.

Tras eso, ya sabéis: recogida de equipajes, ir al mostrador de aduanas, y ya estamos fuera. En el mostrador de aduanas estaban revisando todos los equipajes. Una vez más, mi diarrea verbal me salvó de una inspección al caerle genial al policía. Os cuento por qué:

Una chica Venezolana recogía su equipaje conmigo. La sala estaba casi vacía. Fuimos juntos al mostrador de aduanas porque ella no sabía cómo salir de allí, ya que estaba en EEUU sólo durante media hora y luego se iba a Venezuela. Menuda puñetería, por cierto, ya que necesitaba visado sólo para media hora!!!

Íbamos hablando y, al llegar al mostrador, un policía le dijo al otro: "déjame a mí, que éstos hablan español". Muy amable atendió a la chica, le preguntó por su procedencia, y la chica había rellenado en el formulario de aduanas todos los datos, pero cometió un error.

Os quiero aclarar una cosa: en el formulario de aduanas hay una casilla donde hay que poner el valor de los bienes que permanecerán en EEUU. Esto no implica que tengas que poner el valor de tu portátil, cámara de fotos y sumarle el dinero en efectivo que llevas. "... que permanecerán..." Está bien claro. Mi portátil, dios lo quiera, se va a volver conmigo a España!!! Así que no hay que declarar nada, sólo regalos que lleves a alguien.

Pues bien, esta chica declaró su portátil y cámara de fotos, así que le registraron todo, perdiendo así más de media hora en el control de aduanas seguramente (porque llevaba 2 maletones) y además le quitaron un bocadillo.

Cuando llegó mi turno, el policía me preguntó si íbamos juntos, y le dije que no, que habíamos coincidido en el mismo vuelo y estábamos hablando un rato. Me preguntó que si me parecía acento Venezolano, porque a él no le parecía para nada. Y es que el acento de la chica era completamente Canario. Sin embargo, ella me había dicho que tenía ese acento porque estaba estudiando en Canarias y se le había pegado. Comentándole la jugada al policía, me dijo: "muy bien señor, que tenga una buena estancia".

Si no hay nada como rajar como un cosaco.

Ahora faltaba coger un taxi hasta la residencia. Tienen tarifas fijas, puedes pagar con tarjeta de crédito y es realmente fácil. El taxista hablaba mucho. Era un tipo "moreno" que hablaba un inglés muy clarito. El frío era considerable.

Llegada a la residencia

Mi entrada a la residencia fue colosal. Coincidí con el responsable de la academia que aloja a la gente. Menuda casualidad. Él me esperaba a las 2 de la tarde, y sin embargo llegué a las 8. En la residencia donde me alojo hay muchas plantas para la gente que estudia música en esta escuela. Pero mi escuela de inglés tiene reservadas 3 plantas: 15, 16 y 17. Sólo podemos acceder a esas plantas, supuestamente.

Así que fuimos a la planta 17, donde tienen el despacho y me hizo los papeles. Obtuve mi llave, mi tarjeta de identificación (necesaria para poder entrar al edificio) y mi ropa de cama, que sacó de un cajón parecido a un contenedor de basura. Al menos, las sábanas olían a limpio...

Me encontré con una habitación realmente generosa, con una ventana grande desde que la que tengo unas vistas tremendas. Aquí en la residencia tienen un montón de reglas estúpidas, sobre todo restrictivas para los estudiantes de la escuela de inglés, ya que los estudiantes de música tienen más flexibilidad.

La habitación cuenta con conexión a internet, pero hay que usar un cable de red Ethernet. Ellos te avisan de que hay WiFi y te dan usuario y contraseña, pero realmente no existe red WiFi. Por suerte alguien me avisó y me traje el cable de red.

Sin embargo, la conexión está gestionada por la escuela, la cual capa muchas páginas, como por ejemplo Picassa, lo cual me fastidia bastante porque no puedo subir cómodamente las fotos aquí al blog.

Como uno tuvo mucho tiempo en el vuelo, se leyó el "Handbook" de la residencia, que es para los estudiantes de música, realmente. En él comentan que en la 6ª planta hay WiFi en una sala de estar. Me imaginé entonces que era una conexión independiente de la de la escuela, así que no estaría capado nada. Supuestamente no puedo ir allí, pero aunque uno de los ascensores sólo tiene los botones del piso bajo, del 15, 16 y 17, el otro los tiene todos. Allí fui, a la 6ª planta. Me conecté, todo divino, una WiFi maravillosa, pero cuando salí del ascensor, no miré atrás...

¿Qué significa eso? Significa que cuando quise volver a mi planta, el ascensor no tiene botones para llamarlo. Los estudiantes de música utilizan una llave para ello. ¡¡Estaba encerrado!! Porque además las escaleras sólo se pueden utilizar si hay un incendio, y si abres la puerta la alarma suena.

No puedo salir de la 6ª planta.
Voy a tener que llamar al teléfono de emergencia que hay en la hoja de la academia de inglés.
No me sé el teléfono de emergencia!!!
Voy a tener que llamar al 911... (Es como llamar al 112 en España).
Bueno, siempre puedo abrir la puerta de incendios, bajar 6 pisos (porque no voy a subir 9), y si suena la alarma, mala suerte.
Apuf apuf apuffffff.
Vale, voy a mirar la zona, esto no puede ser así, ¿y si un día alguien se equivoca? Oh my God!!!
Apuffffff....

Tras unos momentos de crisis, encontré la luz. Hay más ascensores en las otras plantas!!! Y tienen botones!!!! Perfecto. Tomé el ascensor pero no podía bajar a la planta baja porque allí los guardias me verían salir de la puerta de los residentes de música y entrar por la puerta dedicada a los de la escuela de idiomas para tomar el ascensor adecuado. Así que decidí bajar al sótano, donde está la lavandería.

Perfecto, allí cambié de ascensor y subí a mi piso. Creo que no vuelvo a bajar a la 6ª planta, tengo secuelas irreversibles.

Ahora os dejo con algunas fotos de la habitación y de las vistas que tenía la primera noche:

Foto de la habitación desde la puerta de entrada. A la izquierda está la cama.

Foto desde la ventana.

Por la mañana, foto desde la ventana.

Pronto seguiré escribiendo más. Tengo bastantes fotos por enseñaros y cosas que contaros. Para daros un anticipo, sólo os puedo decir que la gente en Nueva York es algo menos amable que en San Francisco en general, sobre todo los trabajadores del Metro, de los restaurantes, etc.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Preparación del viaje a La Selva Negra

La Selva Negra. Haciendo la maleta

Ya estamos a punto de marcharnos de viaje a La Selva Negra.
Todo se va a basar en la improvisación, ¿saldrá bien?
De momento ya hemos visto la meteorología y vamos a pasar mucho frío, sobre todo el sábado. He tomado de una página la predicción de la zona Baden Wurttemberg, que es por donde nos moveremos.
Por supuesto, no nos moveremos por toda la zona, pero dan la predicción de la zona completa. En definitiva, nos va a nevar, llover y vamos a pasar un frío de narices.




No lo comenté en ninguna otra ocasión, pero me he comprado un abrigo de montaña bueno para estos dos próximos viajes. Abriga una barbaridad y transpira, así que no se suda tanto como con un abrigo normal barato de los que tengo.

Además adquirí un gorrito, aunque muchos de los que me conocéis sabéis que nunca uso gorros porque me despeino, pero en este caso prima la salud.

Más mono que voy a salir en las fotos... Menudo frío vamos a pasar.

Para añadir dificultad al asunto, no vamos a facturar equipaje, así que llevaremos una mini maleta cada uno con lo esencial, que seguramente será demasiado poco, pero hay que aventurarse.

La Terminal 1 de Madrid-Barajas nos espera mañana por la tarde para que iniciemos la aventura. Ya os iré contando si nos comen los chinches de los alojamientos, si nos hemos muerto de frío o por el contrario todo ha ido divinamente.

Por si no lo comenté, me acompañan todos menos uno de los chicos que vino conmigo a Amsterdam, y se han añadido 4 diferentes. En total vamos ocho.

Para acabar: viajamos con Easyjet. Los asientos no están numerados, ¿dónde se ha visto eso? En realidad me da igual, pero no me parece demasiado buena idea, ya que te puede tocar separado del resto de la gente si no hay sitios contiguos suficientes. Sí, estaréis pensando que hay que llegar pronto, pero si te toca en el grupo de embarque B, no puedes entrar antes que el A y te robarán los mejores sitios.

¿Qué criterio sigue eso? Porque a mí me ha tocado embarcar con el grupo A y a otros que vienen en el viaje en el grupo B.

Definitivamente, me sigo quedando con el método tradicional.

Nos vemos a la vuelta.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Viaje intercalado: La Selva Negra

La verdad es que se me ha olvidado comentar que haré un viaje antes de irme a Nueva York.

Para mí ha sido más "importante" en estas semanas el de NY porque ha requerido más preparación (son más días y es más caro). Sin embargo, el viaje intercalado ha sido bastante fácil en cuanto a organización.

  • Primer paso: comprar vuelo (lo cual no es fácil porque hay que ponerse de acuerdo).
  • Segundo paso: buscar alojamiento. Esto no es fácil si no sabes dónde vamos a estar cada día.
  • Segundo paso (de nuevo, ahora el de verdad): pensar dónde vamos a estar.
  • Tercer paso: buscar alojamiento y reservarlo. Los alemanes son muy disciplinados en algunos casos y en una de las reservas nos dijeron que nos enviarían los datos de la reserva. Tardaron, pero de repente llegó a casa del chico que había reservado una carta por correo postal con la factura sellada. Increíble, ¡qué formalidad!
  • Cuarto paso: seguir pensando a dónde vamos a ir, aunque ya tenemos la localización de inicio y fin.

Por si alguien quiere echarme una mano con el itinerario, que ando pensando con los compañeros del trabajo con los que voy al viaje, os comento cómo está de momento:

-Llegada a Basel un viernes por la tarde/noche. Iremos al hostal que tenemos reservado para dormir directamente.

-Levantarnos temprano el sábado para ir a Freiburg, donde dormiremos las 2 siguientes noches. Allí dejaremos la maletilla en el hostal donde hemos reservado y nos iremos a recorrer pueblecicos cercanos en tren.

-Así que tenemos tiempo para visitar cosas y sitios el sábado y el domingo.

-El lunes por la mañana nos despertaremos, iremos a algún sitio no muy lejano a visitarlo y, por la tarde, tomaremos el vuelo de regreso a Madrid.

Como hice con el viaje a Amsterdam, iré comentando y poniendo fotillos. Son viajes rápidos pero están bien para echar un vistazo a ver qué se cuece por distintos sitios.

¿Consejos, dudas, ruegos, preguntas?

¿Buena o mala suerte?

Hace unas semanas escribía acerca de la suerte que había tenido encontrando alojamiento en Manhattan.

Además, comentaba como un golpe de suerte encontrar un vuelo al precio que lo conseguí dado que los vuelos habían aumentado su precio considerablemente en los tres días anteriores. De hecho por miedo a que siguieran subiendo compré el vuelo aun sin tener alojamiento.

Viajo con Continental Airlines, ¿alguien la conoce? Yo no la conocía, aunque el nombre me sonaba. Si alguien sabe algo que me comente, jeje. Pero parece que tiene pinta "normal". Total, sólo quiero que me lleven y me traigan. Y no tengo miedo a los aviones, así que puede dar todos los tumbos que quiera, pueden pararse los motores, perder un ala, fallar el tren de aterrizaje, etc, lo que quiera siempre y cuando salga vivo y mi equipaje también. Qué poco pido, ¿eh?

En mi billete no aparecen las terminales desde las que salgo o llego. Sin embargo el asiento sí que viene especificado. En realidad esto no tiene relación porque la asignación de asientos es algo que pueden (y deben) llevar controlado, pero la terminal podría variar en función del aeropuerto y de la fecha.

Finalmente miro en la página web de Aena y encuentro la terminal desde la que salgo y la terminal a la que llego a mi vuelva. Toda la información del aeropuerto de Madrid Barajas la tengo. Pero no sé nada acerca de las terminales del aeropuerto de Newark, que es el que me recibirá en EEUU.

Así que busco vuelos Madrid - Nueva York en Rumbo, que es donde encontré el vuelo con Continental Airlines antes de comprarlo y sé que allí indicaban las terminales.

En ese momento es cuando me planteo si encontrar el vuelo que conseguí mientras que los demás vuelos se habían disparado de precio era una cuestión de suerte, o de mala suerte. Porque ahora, ¡están más baratos! Incluso el mismo vuelo con Continental Airlines (aunque éste sólo está 20 euros más barato).

Obviamente, no miraré más los precios ni por curiosidad, esta vez lo tenía que hacer para saber la terminal. Y consideraré que haberlo comprado en ese momento y con un precio que todavía no había subido es cuestión de suerte.

Con lo bien que me estaba sintiendo pensando que estaba teniendo muy buena suerte...

¡¡¡Ya queda menos para irme a Nueva York!!!

lunes, 24 de noviembre de 2008

Por petición popular...

He cambiado el formato del blog por petición popular. En realidad sólo una persona me lo ha dicho, que con el fondo negro y letras blancas al cado de estar leyendo un rato, si cerraba los ojos veía líneas blancas en su mente. Así que he optado por relajar los colores, poner letras negras pero no he puesto fondo blanco ya que a mí en particular me molesta mucho.

Si tenéis más peticiones, decídmelo. Me interesa que os resulte cómodo poder leerme.

Ya queda menos para el viaje, ¡qué ilusión!

martes, 18 de noviembre de 2008

Viaje a Nueva York

Un nuevo viaje

¡¡Hola a todos de nuevo!!

Como muchos ya sabéis antes de entrar al blog, tengo planeado un nuevo viaje del mismo estilo que el que hice a San Francisco este verano. Serán 3 semanas de curso de inglés con tiempo suficiente para hacer turismo cada día. El destino, como dice el título, será Nueva York.

La reserva no ha sido sencilla, y eso que la hice con bastante antelación. Pero no conseguía alojamiento con habitación individual. Hay tres tipos de alojamiento en Nueva York que suelen ofrecer las escuelas de idiomas:


  • Residencia. La típica residencia de estudiantes o una residencia como la que os mostré y describí en apartado del viaje a San Francisco.
  • Guest Room. Una persona o una familia alquila una o varias habitaciones de su casa para sacarse un dinerillo. Suelen ofrecer desayuno incluido en el precio, pero no dependes de ellos ni tienes que dar demasiadas explicaciones de lo que haces. Usualmente suelen ser atentos si ven que quieres que lo sean, o puede que les veas lo mismo que verías a la gente de la recepción de una residencia.
  • Home Stay. Una convivencia en una familia. Aquí tienes que respetar las normas de la casa (sobre todo los horarios, para lo cual suelen ser bastante estrictos en Estados Unidos), convivir, conversar, e incluso puedes beneficiarte de una completa inmersión en la cultura si la familia que te acoge es lo suficientemente agradable, ya que en muchos casos suelen tener casa en el lago o suelen realizar excursiones contigo. Toda una experiencia. Aun así, puedes solicitar independencia, como hicieron algunos compañeros que conocí en San Francisco y que vivían como yo en la residencia, salvo que tenían que respetar algunos horarios (como el de la cena).
Tras saber en la primera llamada que no había disponible habitación individual en la residencia de Manhattan, que es donde quiero alojarme dado que la escuela está allí, me ofrecieron la opción de alojarme en una Guest Room. Suena bien, además a lo mejor compartes unos días con el dueño de la casa y puede que así aprendas mejor el idioma. Pero, sorprendentemente, después de estar varios días esperando y aplazarse la espera durante todo el fin de semana, el lunes la chica de la agencia me llamó alegre diciéndome que tengo alojamiento en una habitación individual en la residencia de Manhattan. Increíble.

¡¡Qué suerte!! Parece que debería jugar a la lotería este invierno.

El vuelo lo había comprado ese fin de semana ya que los precios volvían a subir. Elegí Continental Airlines, una compañía que no conocía para nada pero cuyo nombre vi al utilizar un buscador de vuelos por internet. Eran los que tenían el vuelo más barato en ese momento y encima directo, lo cual se agradece. No me apetece tener que bajarme del avión en Barcelona y, mucho menos en Londres.

Por supuesto, repetiré escuela de idiomas: Embassy CES. Me encantó el trato y la enseñanza en San Francisco. No son espectacularmente buenos con el nivel de inglés, en cuanto a que las clases son bastante relajadas, pero eso está bien porque te crean adicción al idioma. Son muy conversacionales y aprendes sin darte cuenta. Lo más destacable es la amabilidad y el cariño que desmuestran. ¡Espero que en NY sean del mismo estilo!

Soy consciente de que voy a encontrar una diferencia cultural muy grande respecto a San Francisco. Soy consciente de que me gustará menos la ciudad, dados mis gustos, mis preferencias... Pero tengo que compararlo, ¡así que allá voy!

Mi viaje se inicia el 21 de diciembre de 2008 y acaba el 10 de enero de 2009. Así que os invito a que entréis a leer el blog a partir de esa fecha para ver fotos, comentarios y, sobre todo, intentaré comentar cosas útiles de la ciudad por si alguien quiere visitar la ciudad y que tenga algunas pistas.

¡¡Os espero!!






martes, 9 de septiembre de 2008

La tercera y última semana

Muchas cosas por ver y poco tiempo.

Ésa es la sensación que uno tiene cuando se da cuenta de que comienza la última semana. Recién llegado de Las Vegas, habiendo empalmado la noche de fiesta con el vuelo, uno prefiere dormir para poder visitar los sitios que le quedan por ver con energías renovadas.

Una vez más, los profesores cambiarían en la academia. Hace tiempo que no hablaba de ello, pero cada semana los fueron cambiando. Esta última semana supuestamente tendría a dos profesoras que darían clase durante las siguientes semanas.

De nuevo cambio de acento y una de ellas con un acento americano y que habla rapidísimo. No obstante, en dos días uno se acostumbra y es un buen ejercicio, sobre todo en mi caso, que ya sabéis que se trata de una carencia elevada de capacidad de Listening.

Fisherman's Wharf.

Por internet consulté la disponibilidad de los viajes en ferry a la isla de Alcatraz. Encontré entradas para dos días más tarde, así que decidí ir a comprarlas en persona al puesto de venta. Aprovechando que las entradas se venden en el Pier 33, que es desde donde sale el ferry, visité la zona de Fisherman's Wharf. Allí lo famoso es el Pier 39, que consiste en un montón de tiendecitas y restaurantillos dispuestos en un muelle de madera. Tiene un encanto increíble. Allí se puede encontrar también una zona donde descansan los leones marinos, que no paran de canturrear. Como curiosidad (no sé si será cierto o no), se dice que cuando va a haber un terremoto fuerte, los leones marinos se desplazan desde esa zona (que está al norte un poco hacia el este de San Francisco) a la playa Ocean Beach (situada al oeste de San Francisco).

Unas cuantas fotillos para alegrar el post de hoy:


Una gaviota que no se asusta de la gente. Es bastante típico, andan entre la gente y, mientras las palomas sí que salen huyendo, ellas permanecen tan tranquilas.


Esta foto la hice desde el siguiente muelle. Esto que véis marroncillo encima del agua son plataformas donde se hospedan los leones marinos.


De nuevo en el mismo muelle, esta vez con la isla de Alcatraz detrás.


Foto típica en Fisherman's Wharf, con el símbolo del timón de barco.


Por allí encontré un museo de cosas antiguas del oeste. Había pianos que tocaban automáticamente música a partir de una partitura que leían desde una tarjeta perforada, tocadiscos con un disco metálico con agujeritos (discos perforados), cajas de marionetas como esa que os pongo en la foto, etc. Muchas máquinas en las que si echabas un cuarto de dólar podías ver cómo actuaban. Algunas de estas máquinas, como la que os muestro, daban un poco de miedo, sobre todo porque el museillo era bastante oscuro.


Coit Tower.


Aunque la visita a esta torre fue previa a la de Pier 39, hablaré ahora sobre ella. Caminando en dirección al Fisherman's Wharf, encontré dicha torre casi de casualidad. Mi intención era buscarla más tarde, pero me la encontré de camino.

Obstáculos como éste me encontré:



Algunas calles son tan inclinadas que tienen escaleras para poder subir.



Esta foto me dio sensación. La gente ajusta los bajos de los coches al máximo (que por cierto, los tienen destrozados por los cambios de inclinación de las calles). No sé si lo comenté pero en San Francisco la gente tiene mucho cuidado a la hora de aparcar en cuanto a no golpear a otro coche, es decir, no "aparcan de oído" ni mucho menos. Pero se dejan las ruedas en los bordillos de las aceras y los bajos en los cambios de inclinación de las intersecciones.


Este coche verde la lio parda.


Por fin, después de subir muchas calles y muchas escaleras, llegué a la dichosa torre. Una vez dentro, compras un ticket en una tiendecita de regalos que tienen y te suben en ascensor a la parte alta. Arriba puedes disfrutar de unas vistas increíbles de la ciudad y de los puertos. Os pongo alguna fotillo interesante:


Foto desde lo alto de Coit Tower del Finantial District.


Foto del Bay Bridge.


Foto del Golden Gate Bridge.

El descenso desde la base de la torre hasta el puerto lo hice por un paseito que está entre mucha vegetación, por unas escaleras, de tal forma que es bastante más cómodo que bajar cuestas. Pasé al lado de muchas casitas construidas en pleno costado abrupto de la colina donde se encuentra la torre. Aprovechan para plantar una casa donde les apetece.


Foto curiosa descendiento. ¡En la cristalera está Homer Simpson!, acompañado.

Aprovecho para poner una foto de los semáforos de peatones en la ciudad. Si no existen semáforos como éste, tienes que cruzar cuando el semáforo de coches que van en el sentido en el que andas se pone en verde, como si fueras un coche. Si no, aparece la mano roja cuando no puedes pasar.



Cuando puedes pasar, la mano roja cambia por un peatón blanco durante un rato.



Cuando pasa un rato y se va a cerrar el semáforo, aparece una cuenta atrás y la mano roja que habíamos visto antes parpadeando. En la foto pillé la mano apagada, que casualidad...



Cosillas sueltas que fui encontrando.

Una señal curiosa:


Es completamente conocido por todos que es recomendable aparcar los coches con las ruedas giradas en el sentido adecuado si éstos están en cuesta, con el fin de que si falla el freno de estacionamiento, el coche no se deslice hacia dentro de la calzada, sino que se quede anclado en el bordillo. Pues aquí todo queda bien indicado, para que no haya dudas. Existen carteles por todos sitios de cosas que parecen obvias. Es algo muy curioso y que se agradece, porque los turistas que no tengan/tengamos ni idea de lo que hay que hacer "lógicamente" en ciertas situaciones, no metemos la pata (aun así yo metí la pata en varias cosas por no leer los carteles).



¡¡¡¡"Bob's"!!!! Esta cafetería era la típica al más puro estilo americano del viejo oeste, en el que la camarera va con la cafetera de cristal y te sirve en la mesa. Mesitas con asientos del estilo sofás, en los que te sientas y te sientes encajonado. La verdad es que no sé muy bien explicarlo con palabras, y lamentablemente no conseguí hacer una foto del interior.



Otra cosa curiosa. No me podía volver sin fotografiarla porque me llamó mucho la atención. En muchísimas fachadas vi este tipo de bocas anti-incendios. Los bomberos, además de llevar camiones enormes (como el que veréis en la siguiente foto), pueden enchufarse a estas bocas. Es una forma bastante bonita de disponer las bocas de agua.


Camionaco de bomberos.



Os mostré hace unos cuantos capítulos una imagen de la estatua que hay en el centro de Union Square. Ahora tenía la oportunidad de obtener una foto desde una terraza ("Cheesecake Factory" se llama el restaurante). No es una plaza excesivamente grande, pero está muy bien aprovechada. Tiene bastantes zonas para sentarte (en césped o en cemento) y además suele estar ambientada por las tardes con música en directo.


Volviendo de Fisherman's Wharf encontré por casualidad (pretendía buscarla otro día) la chocolatería famosa de San Francisco. Fue después de cenar en un restaurante (ahora os cuento una anécdota) y caí en la tentación de entrar y comerme una copa de helado. Nada más entrar me dieron una chocolatina, cosa que me comentó un amigo que harían, pero no tenía del todo seguro ya que otras personas que habían estado allí no me habían comentado nada de eso. El nombre de esta marca se llama Ghirardelli. Tiene una plaza interior y a esas horas estaba plagada de gente.


Chinatown es uno de los barrios más famosos de San Francisco. No me podía quedar sin visitarlo, claro está. En realidad, y aunque en los mapas sale coloreada sólo una parte de la calle donde está situada (Grant Avenue), las calles perpendiculares tienen esencia del barrio chino. Claro está, no iba a estar todo concentrado en una sola calle. En la foto se ve la puerta sur de dicho barrio, y a lo largo de la calle había bastantes adornos, pero el interés de este barrio no es visual para mostrarlo, sino que lo verdaderamente interesante es estar allí, entrar a las tiendas, comprar cosas.

Se pueden encontrar aparatos electrónicos algo más rebajados que en otros sitios. Por ejemplo, mi cámara de fotos la vi unos $50 más barata aquí que en la tienda donde la compré. Eso sí, la garantía probablemente es de dudosa fiabilidad, así que preferí gastarme los $50 más y estar más seguro.

Sigo mezclando unas cuantas ideas más:

El barrio del Castro. Es el barrio gay de San Francisco. Yo pensaba que era uno de los barrios gays más grandes del mundo, pero realmente se reduce a una calle. En realidad lo que hay en San Francisco es la comunidad gay más grande del mundo, si no entendí mal. El barrio es curioso y merece la pena pasar por allí de noche, por los bares de ambiente.

Y a continuación muestro tres fotos de una parte de una calle característica: Lombard Street. En realidad podría haber hecho más fotos, al igual que del Castro, pero es bastante difícil captar en fotos lo que realmente gusta de esos barrios. Recomiendo enormemente visitar todas estas zonas porque la realidad es muy diferente a la fotografía.





Como podéis ver, la característica de esta parte de la calle es la fuerte pendiente por donde bajan los coches. Muchos de los copilotos van grabando con cámara de vídeo la bajada.


Puertas de los garajes.

Más cosas curiosas. Voy a mostraros las distintas soluciones que encontré para las puertas de los garajes en las casas de San Francisco cuando la calle tiene inclinación:


En primer lugar, tenemos una puerta para la cual no han tomado ninguna medida especial. Directamente no cierra del todo. Es una buena solución si no te preocupa que entren gatos, agua o los ladrones puedan meter una palanca o sus propias manos para abrir la puerta.


En segundo lugar, una posible solución es adaptar la inclinación de la calle a la puerta del garaje. Se asfalta la acera por un lado subiéndole el nivel y se rebaja por el otro lado. Así la puerta cierra perfectamente.


Si el ayuntamiento no ha asfaltado la calle a tu gusto para poder cerrar bien la puerta del garaje, puede que salga rentable adaptar la puerta al asfalto de la calle. Me resultó muy curiosa esta imagen.


Bank of America.

Un sitio que hay que visitar es el edificio del Bank of America. Este banco tiene un edicifio muy alto en San Francisco. Se discute si es más alto que el Transamerica Piramid o no. Yo soy consciente de que es más alto el Transamarica, dado que tiene una punta en la cima del edificio que hace que lo sea. Sin embargo, la parte realmente habitable está discutiblemente por debajo de la parte habitable más alta del Bank of America. O esa es la sensación que me quedó.


De frente, el Transamerica Piramid.


Bank of America.





Una de las vistas desde el Bank of America. Se puede subir a la planta 52 donde hay una cafetería y tienes obligación de consumir. En mi caso fui con gente de la academia de idiomas (una actividad organizada). Las consumiciones son un poco caras pero merece la pena.


Para que veáis lo altos que estábamos.

Ahora yo, rodeado de esos monstruos del Finantial District, después de haber bajado del Bank of America.

Tuve suerte. Para la actividad nos teníamos que apuntar a una lista que había en un tablón y sólo podíamos ir 8 personas. Supongo que se trata de no armarla en la cafetería del edificio. Así, llegué un día de la última semana a la escuela y me apunté a primera hora, pensando "a lo mejor me puedo apuntar luego en el descanso y mientras me lo voy pensando". Menos mal que me apunté, porque en el descanso ya no quedaban huecos libres. En realidad, en lugar de suerte, sucedió que fui veloz.


Viaje a Silicon Valley.

La última semana va avanzando y ya quedan pocos días en esta maravillosa ciudad. Curiosamente salió la posibilidad de ir con un amigo a una quedada de españoles trabajando en Silicon Valley, llamada "Cañas y Calamares". Antiguamente acudía bastante gente, pero últimamente al parecer bastante poca.
No obstante, cogí el tren que me llevaría desde San Francisco hasta Sunnyvale. Tuve suerte y pude coger el expreso que sólo tenía 4 paradas. Aun así, el trayecto duró 55 minutos, así que imaginaos si no llego a coger el expreso, que tiene 21 paradas.
Silicon Valley abarca unas cuantas poblaciones en el sur de la bahía. En este caso yo había quedado en que me recogerían en coche en la parada del tren. Y así fue.
No tue mucho tiempo para recorrer muchas cosas. De hecho, fuimos a un bar en concreto donde quedan usualmente y nos tomamos algo allí esperando. No fue nada exitosa la quedada pero pude enterarme de cosillas que ocurren por allí. El tren tiene asientos cómodos, pero en mi caso iba de espaldas para casi todos los asientos. Es decir, casi todos los asientos apuntan hacia un sentido y una minoría hacia la opuesta. Obviamente me senté en un asiento del grupo de la mayoría. Pero esa mayoría era la incorrecta, ya que el tren no da la vuelta, y en el trayecto hacia Sunnyvale tocaba ir de espaldas.



Los trenes tienen un piso arriba pero no tienen suelo entre los asientos. De esta forma hay una reja, como podéis ver en la foto, para que la gente no se caiga. Los revisores piden el billete desde el piso de abajo directamente.

Aunque los asientos son cómodos, el trayecto es muy ajetreado. El tren suena bastante, tiene muchos baches y una vibración constante. Es bastante incómodo. La red de transportes no es ninguna maravilla, y eso que en la escuela me dijeron que era muy buena en esa parte de California, porque en el resto de Estados Unidos no es para nada buena. Aun así, la gente sigue acostumbrada a usar el coche, ya que las carreteras con grandes, con muchos carriles, etc.

El tren tenía la siguiente pinta:


Me recordaba al TALGO inicial que teníamos en España, así con chapa metálica por fuera.

En seguida se hizo de noche y de vuelta para casa. Uno puede ver por el camino en coche un montón de empresas tecnológicas.

Golden Gate Park.


Se acaba la estancia en San Francisco. El día anterior fue el último en la escuela. Fue un día triste para mí porque no quería irme. Hicimos algo especial, que consistió en ver una película y luego jugar al Tabú en inglés. Una de mis profesoras de la última semana me abrazó cuando me iba, y se me quedó muy grabado.

Así que me desperté el sábado con ganas de visitar lo único que me quedaba por visitar y que hay que visitar obligatoriamente: el Golden Gate Park. Este parque es muy grande. Para llegar a él tuve que coger un autobús y en el mapa que os enseñé en una foto aparece comprimida el área del oeste de la ciudad. De esta forma, hay unas 40 calles donde en el mapa aparecen 5.

Una cosa curiosa de los autobuses en la ciudad es que paran en casi todas las esquinas de las calles, así que van parando cada dos por tres. Lo bueno es que es fácil orientarse así, sabes exactamente dónde estás y en qué parada debes bajarte. Otra cosa curiosa es la de las puertas traseras. Hay 3 tipos:

- Puertas que se abren sin que hagas nada, simplemente el conductor las abre.
- Puertas para las que tienes que pisar el primer escalón para que el sensor detecte que hay alguien y se abran.
- Puertas que necesitan que aprietes una de las barras que van por la puerta y que están señalizadas con un cartel que dice que agarres la barra para abrir la puerta.

Con los dos últimos tipos de puerta metí la pata. Con la del sensor el conductor tuvo que decirme "¡pisa el escalón para que se abra la puerta!". Y con la de agarrar la barra, no le entendía: "Hold the handle!!", pero había mucho ruido y no entendía lo que decía, y eso que había cartel en ambas situaciones. Cosas que pasan.

El parque dispone de ciertos mapas de vez en cuando. Recomiendo de todas formas que llevéis uno vosotros, para ahorrar tiempo dando vueltas o pensando que estás andando por el camino equivocado. Encontramos unos campos de fútbol que estaban siendo utilizados para jugar al disco. Hay dos equipos y se disputa un partido de un juego que consiste en ir lanzando el disco, correr todo lo que puedas para cazarlo y que no te lo quite el equipo contrario, y supongo que llegar con él al otro lado del campo. Además, había una pista de atletismo de tierra alrededor de los 3 campos. Y mucha gente haciendo deporte.



Era tan grande que aunque mi cámara tiene un buen angular, no pude coger todo entero.


Yo en una praderita muy mona del parque.


Sin saberlo, recorrimos todo el parque tranquilamente. De repente encontramos un mapa y llegamos al jardín japonés, llamado "Japanese Tea Garden". La entrada costaba 5 dólares y es realmente pequeño y ridiculillo. Pero uno no se iba a quedar sin entrar, claro está.




Un puente curioso por el que se sube con unas traviesas. Es como subir escaleras.


En el parque encontramos muchas ardillitas. No temen a la gente y, de hecho, si les das de comer, comen de tu mano. Aquí os muestro a una chica japonesa que estaba en el parque dándoles de comer cereales.




El viaje de vuelta.

Mi vuelo salía por la mañana temprano. Así que hice el "check-out" en la residencia la tarde anterior, como indicaban las instrucciones.

Era hora de hacer la maleta. Momentos tristes para uno solo en su habitación. Por supuesto, tocó un último paseo solitario por la noche antes de ir a dormir por Polk Street, la calle que más me ha gustado de San Francisco, llena de restaurantes de todo tipo y mucho ambiente.

Y llegan las últimas reflexiones. Acabé tarde de hacer la maleta y de comerme un burrito que compré para llevar en un mejicano de la calle Polk. Menudo burrito, llamado "Jumbo", que no pude acabar y dejé en la nevera para acabar por la mañana. Llevaba judías, arroz, carne, verduras... Bastante grande además.

Dormí pocas horas. Al despertar llamé a un taxi y en seguida estuvo allí. Un tipo muy agradable, como casi todos los taxistas hasta el momento (los menos majos simplemente no hablan). Me preguntaba si había disfrutado, si volvería, me indicó cuándo habíamos abandonado la ciudad, etc.

Ya en el aeropuerto, con mucho tiempo por delante, llega la hora de facturar. El vuelo comienza al revés que a la venida, es decir, tengo American Airlines hasta Chicago y luego Iberia hasta Madrid. Así que la facturación la hace la primera. Pero como la vuelta es más sencilla, la maleta va directa hasta Madrid, yo no tengo que cambiar de terminal en Chicago y, de hecho, no tengo que salir de la zona de seguridad. El tiempo que tengo de espera es media hora aproximadamente, justo para comerme una hamburguesa en el aeropuerto de Chicago.

Así de triste acaba todo:



Para los que tengáis la misma duda que yo, el papelito verde de turista te lo quitan del pasaporte cuando embarcas en el último avión, es decir, cuando pisas por última vez suelo americano. Lo hace el personal que te embarca, no alguien de seguridad ni nada por el estilo. Ponen el papel en un cajoncito de plástico y tú te tienes que fiar de que lo entregan. Mucha gente que pasó despistada no enseñó el pasaporte y no le quitaron el papelito verde. En este caso tengo entendido que tienes que ir a la embajada de EEUU para que lo recojan.

Reflexiones finales.

La sensación que me queda de lo que he visitado es que me ha encantado. Es una zona genial, con una gente increíblemente amable y charlatana, que tiene siempre algo que decir sobre cualquier cosa, y siempre tienen paciencia para escuchar a un español que se expresa como buenamente puede.

Y la sensación desagradable que me traigo es sobre mi propio país. Es una sensación ligera de pena, con lo patriótico que soy. Pero, al igual que mucha gente tiene mucho que aprender de nosotros, hemos de aprender mucho de ellos. Somos un poco más cerradillos de mente que hace unos años, creo.

De hecho, gente que había viajado a España hace años siempre decía que les encantó todo. Pero gente que viajó hace poco, este año o el año pasado, se quedaron con una ligera decepción porque no encontraron lo que esperaban: gente alegre y charlatana, amable y atenta.

Y es que creo que poco a poco nos hemos ido quemando un poco más. Evidentemente estoy generalizando, sé que es injusto y a veces inadecuado, pero cuando he vuelto de allí es con lo que me he chocado, algo que me parecía completamente normal pero que ahora veo como algo que no me termina de alegrar. En cualquier caso, es una pequeñísima crítica que me gustaría que fuera constructiva, pero evidentemente no voy a conseguir "reconstruir" ni cambiar nada.

Lo que sí que puedo hacer es repetir lo que ya he dicho. Y es que desde el segundo día me pareció todo increíble y tres semanas pensé que eran pocas. Pasados los nervios y el cansancio del viaje, uno lo ve todo mejor.

San Francisco es una ciudad muy especial, totalmente diferente a todas las que he visto. Realmente me ha gustado.

Os animo a todos los que leáis esto a que visitéis California, sobre todo si os gusta la naturaleza y los paisajes desérticos.

Finalizo aquí mi relato sobre este gran viaje. Espero poder poner nuevos viajes pronto, si las vacaciones lo permiten.